domingo, 8 de marzo de 2015

Una charla sobre el WiFi y sus secuelas

Hace ya un tiempo de la charla, pero tuvo mucha repercusión. Katakrak es un curioso centro de agitación cultural con la excusa de una librería (y una taberna y...). Es un ambiente ciertamente alternativo aunque solo sea por lo no estándar de la propuesta. Y en este mundo tan estereotipado parece que un ambiente así ya debería seleccionar la respuesta a la pregunta de la charla. Pero para glosar esa hipotética respuesta no me habrían pedido a mi la charla. Seguramente esa sorprendente aproximación es la que ha dado lugar a más movimiento del esperado. Secuelas de ese movimiento han llegado hasta esta semana, en la que ambos periódicos locales han publicado declaraciones mías. El martes (4 mazo) en Diario de Navarra y el viernes 6 en Diario de Noticias. En este último me ha extrañado el titular, excesivamente contundente, y que puede que dijera en la charla, pero seguro que al calor de la discusión posterior, que fue ciertamente acalorada. Lo demás es un texto, una "entrevista" que me hicieron por email, el siguiente:



1) ¿De qué hablamos cuando nos referimos a las ondas electromagnéticas?

La luz visible es el tipo de ondas electromagnéticas que nos es más habitual. Se trata de vibraciones, como las de un estanque al tirar una piedra, pero del campo eléctrico. Y en función de su frecuencia se manifiestan de muy diversas formas.

2) Algunas voces relacionan las ondas electromagnéticas con la posibilidad de desarrollar cáncer o la influencia en el feto, ¿qué hay de mito y de verdad acerca de estos peligros? ¿Debemos estar preocupados?

Es totalmente real para las ondas electromagnéticas de más alta energía, como los rayos x y los rayos gamma. Sin embargo, por debajo de un umbral de energía de la radiación estos fenómenos no se producen. La luz visible está por debajo de ese umbral y, lógicamente nadie la tema. Las ondas que transportan la telefonía móvil o el wifi son de energías aún menores. No parece pues justificado el temor a esos problemas.

3) Hay expertos que aseguran que aún no hay evidencias científicas suficientes para adjudicarles un riesgo a la salud, sin embargo la OMS reconoce que entre un 5% y un 10% de la población es electrosensible y entre los síntomas más frecuentes están dolores de cabeza, insomnio, irritabilidad, depresión o mayor riesgo de cáncer, ¿qué recomendaciones preventivas están en la mano de cada uno de nosotros para protegernos de un posible efecto negativo de las ondas?

Siempre se puede requerir más investigación, y es bueno que se haga. Pero hay una abundancia enorme de estudios científicos que no encuentran relación alguna entre las ondas de baja energía y ningún efecto pernicioso sobre la salud.

4) Algunas acciones son individuales pero otras muchas dependen de decisiones políticas o colectivas, es decir, parece imposible hoy en día vivir en un mundo ajeno a la presencia de estas ondas electromagnéticas.

Siempre hemos vivido bañados en ondas electromagnéticas. Muchas de mediana energía que constituyen la luz del sol, y de otras energías procedentes de los rayos cósmicos. Es verdad que a lo largo del último siglo la actividad humana ha incrementado ese fondo electromagnético, pero en general con valores muy bajos.

5) Precisamente para evitar el impacto de las ondas, en Navarra y en otras CCAA algunas escuelas han iniciado una campaña en contra de la inclusión de tecnología Wifi en las aulas. Alegan que los daños de las ondas son aún más perjudiciales para niños y adolescentes, ¿Cuál es su opinión al respecto? ¿Llegará el día en el que el wifi dejará de ser el sistema más utilizado para conexión a internet?

Sin duda puede ser que el wifi deje de utilizarse para conectarse a internet. Si la decisión de la mayoría así lo solicita será de ese modo, es la esencia de la democracia. Sin embargo, confío en que se comprenda mejor la evidencia científica disponible y que el esfuerzo ciudadano se reoriente en la lucha con las compañías telefónicas hacia objetivos como el cumplimiento estricto de las normativas, la reducción de precios o la calidad del servicio.

6) Pese a que cada vez son más las voces que alertan de los riesgos parece que los gobiernos hacen caso omiso. De hecho, la nueva ley de telecomunicaciones concede a las empresas de telecomunicación el derecho que antes tenían los ayuntamientos y CCAA para expropiar e instalar libremente la estación base de telefonía móvil en las azoteas. Parece que nuevamente los intereses de las empresas parecen estar por delante de los derechos de la población.

Es muy negativo que los derechos de los ciudadanos queden postergados por los intereses de las compañías, esa es una lucha que comparto plenamente, y los derechos de explotación de suelos o antenas no deben regalarse. Sin embargo no creo que los riesgos para la salud de las ondas de baja energía sean terreno para esta lucha, dado que la evidencia científica es muy poderosa en sentido contrario.

7) ¿Cómo se está actuando en otros países ante esta nueva situación?

La verdad es que solo conozco casos aislados que no muestran una tendencia general.


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El artículo ha dado lugar a las críticas esperables y algunas que no tanto. Se quejan compañeros de profesión de que mis conclusiones son demasiado contundentes y faltas de rigor. La contestación a esta crítica:

El titular está sacado de contexto, y cuando estás discutiendo en una situación tensa exageras la terminología. Tengo la documentación de una charla de investigadores sobre efectos no térmicos, he profundizado un poco en el tema, y me parece que los efectos in vitro con potencias altas es muy muy improbable que se produzcan in vivo con potencias de las que se usan en realidad. En cualquier caso, creo que la excesiva precaución de las personas que estudiamos estos temas con rigor deja un campo abonado para charlatanes que dicen necedades sin ningún fundamento. Es por eso que en los últimos tiempos me he prestado a participar en charlas divulgativas. Se que en esos foros se pierde rigor, pero nunca tanto como los "adversarios".

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